Las tareas del vigilante nocturno consistían en mantener encendidas las fogatas en el Ritz, en la cámara de oficiales de la cubierta superior, en el castillo de proa, y en el camarote de Shackleton, además de vigilar a los perros por si se soltaban. Por encima de todo, se esperaba que vigilara los cambios en el hielo.
Gatos viajeros (II): la Señora Chippy en el Polo Sur