Sierra de Huétor (Granada): los últimos pasos de Lorca

Parque García Lorca y Fuente Grande.

El Parque García Lorca y la Fuente Grande, los dos rincones más evocadores de esta sierra granadina.

Cuando se cumplen 75 años del asesinato de Federico García Lorca, visitamos los últimos lugares en que se posaron sus ojos. Además de tristes recuerdos de la Guerra Civil, en estos montes de las vecindades de Granada hay una fuente milenaria, hay panes de catecismo, hay árboles monumentales y hay una senda que ofrece las mejores vistas de Sierra Nevada.

Eclipsada por la cercana Sierra Nevada, que la dobla en altura y centuplica en fama, la de Huétor es una perfecta desconocida en la mayor parte de España. No así en Granada, ciudad de la que está a sólo diez kilómetros al noreste y para la que es un recreo cómodo y habitual, como la Casa de Campo para Madrid o Collserola para Barcelona. Y tradicional, que ya en el siglo XI los reyes ziríes venían a pasar aquí la Pascua de los Alaceres, en tiempo de la vendimia, y a celebrar añaceas, zambras y jolgorios varios. Alfaguara le llamaron los moros a la zona de la sierra más próxima a Granada, por su abundancia en aguas manantías. Testigo de ello es la milenaria Fuente Grande, que puede admirarse en la localidad de Alfacar: un nacedero borboteante cuyas linfas cristalinas se remansan en un estanque monumental, de 30 metros por 15, en forma de lágrima. También puede verse (y pasearse) la acequia de Aynadamar, que desde este manadero surtía al barrio granadino del Albaicín y que el poeta e historiador Ibn al-Jatib describía rodeada de huertos deliciosos, jardines incomparables, mirtos y palacios. La ribera de la acequia, que fue restaurada en 1994, sigue siendo buen lugar para construirse un palacio con vistas a la Vega, y aunque fuera una choza de adobes.

Además de con agua y aire puro, la sierra siempre tentó al granadino con sus panes, orondas hogazas de ilustración de catecismo cocidas en hornos morunos de leña, amén de crujientes roscas, saladas salaíllas y dulces jayuyas. Antes de que se inventasen las furgonetas, el pan llegaba a todas las casas de la capital en capachos de pleita acarreados por mulos desde Alfacar, otrora conocida como la tahona de Granada. Pero también en Víznar y en Cogollos Vega ha habido siempre manos diestras en amasar y moldear los panes de a libra, las medias, los bollos, las tortas de la carda…

Un idílico panorama, pues, el de la sierra de Huétor, anticipo del Yanna y de todos los jardines ultramundanos prometidos a los justos. Lástima que los iracundos dioses de la guerra no lo respetaran. A cien metros de la Fuente Grande, se halla el Parque García Lorca, donde se suponía que estaba enterrado el poeta (y donde un “despropósito” de búsqueda, según Ian Gibson, no lo encontró el año pasado). Y a un kilómetro y medio, siguiendo la acequia de Aynadamar, el barranco de Víznar, donde se supone que lo fusilaron. En Cogollos se alza el peñón de la Mata, nombre siniestramente apropiado para un lugar donde murieron cientos de combatientes durante la Guerra Civil y donde se conservan como el último día de la misma los nidos de ametralladoras y otras obras defensivas. Y en Víznar, cerca del centro de visitantes de Puerto Lobo, se hallan las trincheras del cerro del Maúllo, tan espectaculares que son uno de los principales reclamos del parque natural.

Al cerro del Maúllo nos podemos acercar paseando por la pista forestal que va del centro de visitantes de Puerto Lobo al área recreativa de la Alfaguara. En diez minutos, alcanzaremos el desvío señalizado, y en otros tantos, zigzagueando por la umbría del cerro, la cumbre, donde descubriremos una fortificación de 150 metros de circunferencia, con galerías, casamatas y parapetos desde los que se ve Sierra Nevada entera y de frente, como en un cuadro. También se ve muy bien el pueblo de Huétor de Santillán, que está al pie mismo del cerro, y el viaducto sobre el río Darro de la autovía A-92, la cual corre de Granada a Guadix encajonada entre ambas sierras.

Tras visitar las trincheras, volveremos a la pista forestal y, si hay tiempo y ganas, continuaremos paseando por ella hasta el área recreativa de la Alfaguara. Por el camino encontraremos el mirador de Víznar, desde donde se ofrece un completo panorama de estas montañas de faldas verdes –pinares de repoblación, en su mayor parte– y cabezas blancas, abruptas crestas calizas que se levantan hasta los 1.900 metros de altitud y que son de buena querencia de las cabras monteses y los escaladores. Por encima de estos equilibristas, veremos piruetear a los halcones peregrinos y a las águilas reales y perdiceras, terror de conejos y perdices, que al cazador y en escabeche, como los hacen en los pueblos de la sierra, es como mejor están; después de vivos, claro es. A los que no veremos es a los murciélagos de herradura, los escorpiones y los miriápodos ciegos que habitan en las profundidades de la sierra, allí donde los cauces subterráneos, típicos de las zonas calcáreas, han labrado grutas como la cueva del Agua, de 3.000 metros de recorrido y 165 de desnivel.

A cinco kilómetros largos del inicio –un par de horas, incluyendo la subida al cerro del Maúllo–, reconoceremos el área de la Alfaguara por su restaurante, su zona de acampada y su arboreto, un antiguo vivero forestal con el que se repobló a lo largo del siglo XX la esquilmada cubierta vegetal de la sierra, originalmente de encinas y robles. Sobre las 24 especies presentes, señorean los cedros del Atlas, que son tremendos, de hasta 35 metros de altura. Estos árboles moros, amantes de la luz y los suelos calizos, están a sus anchas en la sierra de Huétor. Mejor que los reyes ziríes.

Cómo llegar. Por la autovía A-92, dirección Guadix, tomando la salida 253 y siguiendo luego las indicaciones hasta el centro de visitantes de Puerto Lobo. En total, desde Granada, son 25 kilómetros. Comer y dormir. La Ruta de Lorca (Alfacar; 958 543 308): negocio familiar especializado en carnes a la brasa y setas. Además dispone de 19 agradables habitaciones, bien equipadas. Precios muy asequibles. Horno de Víznar (Víznar; 958 540 253): antigua tahona, en cuyo enorme horno moruno de leña se asan a la perfección los cochinillos y los corderos. Miranevada (Alfacar; 696 902 510): 16 casitas rurales al pie de la sierra de la Alfaguara. Alto de Viñuelas (Beas de Granada; 958 546 023): cabañas de madera climatizadas en camping con piscina, bar y restaurante. Más información. Centro de visitantes de Puerto Lobo: 958 540 426.

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Una respuesta a Sierra de Huétor (Granada): los últimos pasos de Lorca

  1. Inma Gutiérrez dijo:

    ¡Ay, qué bonico! ¡Me has traído mi infancia, así, de golpe! La Alfaguara es uno de los habituales destinos de esparcimiento escolar en tiempos de excursionismo cantábile (québuenassonlasmonjasdominicas) y hace años que no la piso. Todo el resto del parque es un mundo por descubrir. Lindando ya con la Sierra de Baza había una venta (la del Molinillo) que no sé si has tenido la suerte de conocer: solo servían jamón y queso con ese delicioso pan de la zona (el mejor de España, sin duda); pero en invierno, cuando llegabas de dar un paseo rayano en lo masoquista, era la misma gloria con un vasito de vino del terreno. Hace poco fui expresamente y me encontré algo parecido a una obra. O eso quise yo creer. Te hago una nimia puntualización: Fuente grande es también Aynadamar (como la acequia a la que da nombre) y su precioso nombre, a cuyo significado haces referencia solo indirectamente, se traduce por “Fuente de las lágrimas”. Premonitorio, como todo lo lorquiano. Y otra cosillla: si no probaste la pastela moruna del Horno de Víznar, tienes que volver. La última vez que estuve (hace ya mil años) estaba Ian Gibson en una de las tres o cuatro mesas de ese sitio encantador. Pesadita me estoy poniendo, oye. Termino. Besos de ferragosto, querido viajero digital.

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