Viaje a la Alcarria, 65 años después

El Tajo, visto desde el castillo de Zorita de los Canes, por donde el río pasa "como un sultán", que dijo Cela.

Una ruta en coche de Torija a Zorita de los Canes, dando un rodeo de 170 kilómetros por tres ríos y ocho pueblos de la comarca que recorrió el treintañero Camilo José Cela en junio de 1946. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Este paisaje color de miel, apenas nada.

Torija es un buen lugar para empezar nuestro recorrido, porque aquí, en la torre del homenaje del castillo, se encuentra el Museo Viaje a la Alcarria (949 320 029), el primero del mundo dedicado a un libro, con ediciones curiosas del mismo, mapas y objetos personales que llevó encima Cela en su periplo 65 años ha, cuando en Torija no había más que una posada sin nombre y una bombilla sin luz. En Brihuega (segunda parada) sí que había y sigue habiendo. Hay murallas árabes y puertas góticas, luminosos miradores y parques sombríos, cuevas donde el vino se conserva como el dios Baco manda y agua a raudales, la que brota de las 14 fuentes públicas y la que corre por el río Tajuna regando los huertos de una población a la que por algo le dicen el Jardín de la Alcarria.

Tampoco se pasa sed en Cifuentes, nuestro siguiente destino. Aquí, justo debajo del caserío, nace con inusitado vigor el río del mismo nombre, llenando la grande balsa de un molino del siglo XVIII y corriendo luego hacia el Tajo de cascada en cascada (medio centenar, según Cela): un exceso amazónico. Lo debe dar el lugar, porque también en Cifuentes, en 1540, nació la también excesiva princesa de Éboli, con la que volveremos a tropezarnos más adelante, en Pastrana. De momento, seguimos al río hasta Trillo, donde desemboca después de formar una hermosa y rugidora cola de caballo. De Trillo partió Cela para las Tetas de Viana, que son un par de montañas con forma de cono truncado y una bonita excursión todavía. El la hizo con guía y con mula. “Es muy bueno viajar en burro porque es todo ventanilla”, diría después.

Cela pasó por el monasterio de Monsalud, en Córcoles, sin decir apenas nada. Se ve que no le impresionó.

Río Tajo abajo –un abajo de casi 50 kilómetros– está Sacedón, a caballo entre los embalses de Entrepeñas y Buendía. Y no lejos de Sacedón –un no lejos de casi ocho kilómetros–, en Córcoles, las románticas ruinas del monasterio cisterciense de Monsalud. Cela pasó por ellas sin hacerles mucho caso. Es raro, porque quizá sean de lo más bello y desconocido que hay en la Alcarria.

La penúltima etapa nos lleva a Pastrana, villa atractiva y enrevesada como la que fue su señora, la Éboli, cuyo bello fantasma nos sale al encuentro en los conventos que fundó, en la iglesia en que está sepultada y en el palacio Ducal, donde acabó sus días de intrigas enjaulada. Y la última etapa, a Zorita de los Canes, pueblo el más cuco de la Alcarria, que se presenta al viajero rodeado de ruinas evocadoras –las del castillo calatravo y las de la ciudad visigoda de Recópolis– y campos de cereales, a la vera de un Tajo ancho y verde como un elixir de menta. A Cela, en Zorita, no le quisieron cobrar la merienda. El les pagó luego en el libro con un poema: “Pasa el Tajo por Zorita, / como un sultán. / El campo, una señorita / que brinda el pan…

Cómo llegar. Torija, punto de partida de la ruta, se halla a 15 kilómetros de Guadalajara y a 73 Madrid, junto a la autovía del Nordeste (A-2). Comer y dormir. Cenador de las Monjas (Pastrana; 949 370 101): cocina creativa en un comedor rebosante de historia, el convento de San José, fundado en 1569 por la princesa de Éboli y santa Teresa. Princesa Elima (Brihuega; 949 340 005): hospedería con salón árabe de lectura, bodeguita y restaurante típico; precios muy razonables. Posada de Zorita (Zorita de los Canes; 949 376 343 y 618 290 632): hotel rural en lo alto del pueblo, junto al castillo, con 15 habitaciones, mirador, porche y salón con chimenea. Más información. Turismo de Guadalajara (949 88 75 00).