Peñíscola (Castellón): caminando por la tierra de Luna

playa del Pebret

Al pie de la sierra de Irta se suceden las calas vírgenes y solitarias, en un litoral predominantemente rocoso.

Además de mucha historia y mucha playa, Peñíscola tiene un entorno natural que permite aislarse de las multitudes: montañas, calas salvajes y humedales, testigos de cómo era la costa castellonense en tiempos del papa Luna. Senderismo en la sierra de Irta y observación de aves en el marjal de Peñísccola son dos alternativas para los que se aburren haciendo lo de siempre.

Vivo, el papa Luna (1328-1423) hizo llamativos milagros, como cuando exterminó una plaga de arañas con su sola palabra o como la noche en que viajó de Peñíscola a Roma flotando sobre su manto. Pero el mayor de todos lo ha hecho después de muerto, al atraer cada año a 300.000 personas al castillo donde se encerró hasta el final de su larga existencia, repitiendo que él era el único papa bueno de los varios que entonces había y lanzando excomuniones a diestro y siniestro. Esta antigua fortaleza templaria, que señorea desde el siglo XIII la península rocosa sobre la que se asienta la ciudad vieja, es el monumento más visitado de España después de la Alhambra.

Otro lugar de Peñíscola que atrae a las multitudes es la playa Norte, un arenal rectilíneo de cinco kilómetros de longitud bordado de hoteles y apartamentos que se prolonga por el vecino municipio de Benicarló hasta Vinarós, ya en la linde de Castellón y Tarragona. Para compensar, al otro lado de Peñíscola, al sur, se extiende la sierra de Irta, una montaña de 573 metros de altitud que es una balconada desierta sobre el mar esmeralda, florida de blancas estepas y amarillas aliagas. Las ruinas de los castillos de Pulpis y de Xivert y las del despoblado que da nombre a la sierra acentúan, más si cabe, su soledad. El milagro, aquí, sería tropezarse con otra persona.

Murallas de Peñíscola

La vieja Peñíscola se asoma al Mediterráneo por encima de las murallas. Ciudad en el Mar, la llaman.

Para conocer esta belleza solitaria, se ha de salir en coche de Peñíscola por la calle Carrer d’Irta y, tres kilómetros después, dejar el asfalto para seguir una pista de tierra abierta al tráfico que continúa pegada a la orilla. Dicha pista bordea calas tan cucas como Ordí y l’Aljub y asciende luego con fuerte pendiente a la torre Abadum, que es alta y clara, de roca caliza, como los acantilados de 40 metros, llenos de aves marinas, sobre los que se yergue. Tras rebasar esta vieja atalaya, erigida para prevenir los ataques de los piratas berberiscos, la pista caracolea de bajada hacia la playa del Pebret, donde se conserva uno de los últimos campos de dunas del litoral castellonense. Aquí se puede dejar el coche para adentrarse a pie en la sierra siguiendo el camino señalizado que sube al Pou del Moro y al Mas del Senyor, y luego bajar de nuevo a la playa cruzando los restos melancólicos del despoblado de Irta. El folleto con los distintos senderos que hay señalizados en la sierra de Irta se puede descargar aquí.

Donde tampoco se ven multitudes es en el marjal de Peñíscola. Multitudes de humanos, queremos decir, porque en este paraje natural se concentran la mayor población mundial de samarucs y una de las últimas de fartets, peces ambos en peligro de extinción. Dispone de un paseo ribereño con paneles, pasarelas y observatorios para mirar, sin incordiar, a los zampullines, ánades reales y pollas de agua que aquí anidan. Que este humedal haya sobrevivido a 500 metros del casco histórico, detrás de la playa Norte, la principal y más urbanizada de la ciudad, sí que es un milagro, mayor que todos los del papa Luna.

Puerto de Peñíscola

Atardecer en el puerto de Peñíscola. En lontananza, se yergue la sierra de Irta, a 573 metros sobre el mar.

Cómo llegar. Peñíscola dista 74 kilómetros de Castellón yendo por la autopista AP-7. Comer. Casa Dorotea (San Vicente, 12; 964 480 863): espectacular cazuela de rape a la marinera en un acogedor rincón del casco antiguo; precios razonables. Casa Jaime (Avenida del Papa Luna, 5; 964 480 030): restaurante familiar en la playa Norte; merece la pena probar el arroz Calabuch; tirando a caro. Dormir. En los hoteles de Peñíscola se pueden encontrar habitaciones dobles a partir de 37 euros. Más información. Turismo de Peñíscola: 964 480 208. Parque Natural de la Serra d’Irta: 964 467 596 y  679 196 398.

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Una respuesta a Peñíscola (Castellón): caminando por la tierra de Luna

  1. Inma dijo:

    Apetitoso. En realidad casi lo hice el verano pasado cuando me aventuré por tierras valencianas seducida por tu prosa. O tempora, o mores!

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