Majada de Quila: una noche de invierno en La Pedriza salvaje de hace más de cien años (Manzanares el Real, Madrid)

Covacha de la Majada de Quila
En esta covacha se refugiaron Juan A. Meliá y José Tinoco durante el invierno de 1914. Por poco no lo cuentan.

Esta covacha de los Llanillos fue uno de los primeros refugios de La Pedriza. A su lado, el vetusto Refugio Giner es un Relais & Châteaux. Nada que ver la noche de invierno que pasaron aquí en 1914 dos pioneros del guadarramismo con La Pedriza civilizada y razonablemente segura de hoy en día. Muy cerca, el magnífico arco pétreo del puente de los Pollos (o de los Poyos, tanto da) acrecienta la belleza y el interés de la zona.

Sucedió durante las fiestas de Carnaval de 1914. Juan Almela Meliá y José Tinoco, miembros fundadores de la flamante sociedad de alpinismo Peñalara-Los Doce Amigos, andaban a la sazón reconociendo la zona de los Llanillos con vistas a construir un refugio de montaña en la Pedriza Posterior, cuando se les vino encima tal tempestad de nieve que se vieron obligados a guarecerse en “un agujero cónico que hay en un murallón de granito, orientado al Sur, donde pueden permanecer, sentados o tumbados, hasta tres individuos”. Así describiría cuatro años más tarde el propio Meliá, en su libro Andanzas castellanas, el covacho de la Majada de Quila.

Confiados en que pronto amainaría el temporal, los dos amigos se holgaban cantando el racconto de Lohengrin, el brindis de Amleto y la Celeste Aida; tocando la ocarina, preparándose con alcohol sólido el five o’clock tea y leyendo en alta voz “un librito francés de cuentos no muy espiritual, pero graciosísimo”. Mas pasó la tarde, y pasó la noche. Y al alba, la ventisca, lejos de ceder, había arreciado. Temiendo por sus vidas, pues la nieve amenazaba con sepultarles en su madriguera, Meliá y Tinoco salieron embozados en las mantas y, avanzando a locas por aquella blancura cegadora y uniforme (disparando sus Browning para advertir al mundo de su errática presencia, rodando por las llambrias heladas como peleles zamarreados por el ventarrón…), lograron llegar cuatro horas más tarde, arrecidos y ensangrentados, vivos de milagro, a la garganta del Manzanares, cuando en otras circunstancias solo les hubiera costado bajar tres cuartos de hora.

Puente de los Pollos
El puente de los Pollos (o de los Poyos) enmarca un panorama cautivador a pocos metros de la Majada de Quila.

Recorrer el camino de la Majada de Quila es un homenaje a aquellos pioneros de principios del siglo XX que, arriesgando el pellejo, facilitaron con sus exploraciones el acceso a la Pedriza de multitud de madrileños, una muchedumbre que ha sustituido la ocarina, los libros y el alcohol sólido para hacer el five o’clock tea por sofisticados equipos de montaña y aparatos electrónicos que hacen que recorrer hoy este macizo granítico sea algo tan peligroso como aventurarse por la calle Preciados en Navidad. También es la constatación incuestionable de que el clima ha cambiado, pues para ver nevadas como aquella que cubrió La Pedriza en 1914 habría que viajar, no 50 kilómetros desde Madrid, sino 1.800, hasta Damüls, pueblo del montuoso estado austriaco de Vorarlberg donde todos los años cae una media de 9,30 metros de nieve, récord mundial absoluto.

Para ir a la Majada de Quila, cruzaremos el río Manzanares por el puente que hay junto al aparcamiento de Canto Cochino y seguiremos a la izquierda las señales blancas y amarillas, pintadas sobre rocas, pinos y arizónicas, del sendero PR-M2, las cuales nos van a guiar por el valle del arroyo de la Majadilla, aguas arriba. No hay que confundirlo con el sendero PR-M1, que está igualmente señalizado pero sube más hacia la izquierda, más cerca del Manzanares, hacia el collado del Cabrón. Tampoco hay mucha confusión: nueve de cada diez senderistas tiran por el primero. Por algo lo llaman la autopista de la Pedriza.

El sendero PR-M2 discurre junto al arroyo de la Majadilla durante dos kilómetros largos, hasta llegar a un puente que cruza éste muy cerca del lugar donde se alza, ya en la otra orilla, el refugio Giner (1916). Pero nosotros no lo cruzaremos, sino que proseguiremos con rumbo norte, monte arriba, rastreando las marcas blancas y amarillas del sendero de pequeño recorrido, que ahora remonta el vallejo del arroyo de los Poyos (afluente del de la Majadilla) y zigzaguea por su margen derecha hasta nivelarse en los Llanillos.

Cuatro Caminos
Cruce de Cuatro Caminos, en los Llanillos, con los cuatro hitos que lo señalizan. La Majada de Quila está ya cerca.

A una hora y media del inicio, en una famosa encrucijada conocida como Cuatro Caminos, que está muy convenientemente señalizada con cuatro grandes hitos de piedra, optaremos por el ramal de la izquierda para, en otros diez minutos (a unos 400 metros), desviarnos a la diestra por una vereda evidente que conduce en un decir amén hasta la covacha de la Majada de Quila. Parece chica, pero en ella cabían montañeros colosales como Meliá y Tinoco.

Luego volveremos al punto en que nos desviamos. Otro desvío evidente, 250 metros más adelante del de la Majada de Quila, conduce en breves minutos hasta el puente de los Pollos, un arco pétreo de 15 metros de luz, labrado por la erosión en un sólo bloque de granito, que es una de las formaciones más monumentales y fotogénicas de la Pedriza. Como aquí no hay pollos, ni tiene pinta de haberlos habido nunca, parece más acertado el nombre de puente de los Poyos con que también se le conoce y aparece en los mapas. Poyo, poyal, poyalejo…, son términos comunes en la toponimia serrana. Designan las elevaciones laterales o estribaciones de una montaña.

La prolongación del sendero que hemos seguido desde Cuatro Caminos desciende luego sin extravío posible, bien señalizado con hitos, hasta el Collado del Cabrón, donde lo más fácil es volver a Canto Cochino rastreando las marcas blancas y amarillas del PR-M1, que pasa por allí.

Cómo llegar. El recorrido a pie comienza y acaba en el aparcamiento de Canto Cochino, a 6 kilómetros de Manzanares el Real y 59 de Madrid. Se va desde Madrid por la autovía de Colmenar Viejo (M-607), desviándose por la carretera M-609 en el kilómetro 35 y luego por la M-608 a la izquierda. Siguiendo esta última, se circunvala Manzanares el Real, se pasa una rotonda y se continúa en dirección a Cerceda para coger la primera desviación a la derecha, que conduce al control de visitantes de la Pedriza. Cuatro kilómetros después de cruzar la barrera, se halla el aparcamiento de Canto Cochino. Datos de la ruta. Recorrido circular de 11,5 kilómetros y una duración de cuatro horas y media (incluidas paradas), con un desnivel acumulado de 720 metros. Dificultad: media-baja.

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