Bahía de Cope (Murcia): la costa de los piratas

Torre de Cope

Torre de Cope, cerca de Águilas, construida en el siglo XVI para prevenir el ataque de los piratas berberiscos.

Una ruta en coche por el parque regional de Cabo de Cope y Puntas de Calnegre, entre Águilas y Lorca: 40 kilómetros de calas salvajes, tan solas como en tiempos de los piratas. Hay que darse prisa, porque esta costa no permanecerá virgen eternamente. Las grúas acechan en el horizonte.

Puede que España fuese la dueña del mundo en el siglo XVI, pero los piratas berberiscos desembarcaban en la costa murciana como si fuera suya, aprovechando que era (y, en parte, sigue siendo) asaz áspera y solitaria. De nada servían las atalayas y fortificaciones. La torre de Cope, que se levantó entre 1530 y 1576 junto al cabo homónimo, cerca de Águilas, fue varias veces asaltada y despojada de sus cañones, antes de ser destruida a finales de la misma centuria. Reedificada a conciencia en 1663, es una imponente torre hexagonal con revellín y terraza almenada, más fuerte que muchos castillos. Da igual. Aunque tuviera las armas de la Estrella de la Muerte, no podría proteger la inmensa costa salvaje que se extiende hacia el norte, hasta las playas de Lorca, y menos ahora que otros piratas quieren saquearla construyendo 20 hoteles, 9.000 viviendas, cinco campos de golf y un puerto de 2.000 amarres. Un nuevo Cancún, dicen. La Marina de Cope, que así se llama esta barbaridad urbanística, se encuentra de momento paralizada por la crisis económica y por los tribunales, que han dado la razón a los ecologistas y otras personas sensatas que se oponen a ella, pero el Gobierno regional y los promotores la siguen considerando un proyecto estratégico y viable (cambiando lo que haya que cambiar, lógicamente), así que, en cuanto amaine la crisis, podemos despedirnos de este paraíso. Quizá no veamos un nuevo Cancún, pero una bahía salvaje, tampoco.

Antes de que se consume la destrucción de esta bahía, vamos a reconocerla conduciendo desde la torre de Cope por los caminos asfaltados más próximos a la costa, entre campos de cultivo. Tomando en la primera encrucijada la carreterilla señalizada como camino del Cantar y, en la siguiente, la CRS-24-96, arribaremos a un pequeño cabo, con una alquería en ruinas, que separa Playa Larga y Cala Blanca, a cual más deslumbrante. Aquí no queda más remedio que retroceder, para después coger la carretera D-20, que lleva a Ramonete atravesando la sierra litoral del Lomo de Bas. Ya sólo nos restará bajar por la D-21 hacia Calnegre y, un kilómetro antes de llegar a esta población, desviarnos a la derecha por una pista de tierra que bordea las calas de Calnegre, Baño de la Mujeres y Siscal; calas de arenas doradas a las que se accede cómodamente en coche, aunque si vamos a pie, dando un garbeo de media hora, tampoco nos vamos a morir y se conservarán mejor.

Cala del Baño de las Mujeres

Baño de las Mujeres, una de las muchas playas salvajes de esta costa, perteneciente al municipio de Lorca.

Si no nos apetece quedarnos en una cala, o el día no acompaña, podemos alargar la ruta 30 kilómetros, acercándonos a Mazarrón para admirar las gredas de Bolnuevo, en la playa del mismo nombre. Es una ciudad encantada de margas arenosas (o gredas) de vivo color amarillo, areniscas y conglomerados, rocas sumamente frágiles en las que el viento y la lluvia han esculpido setas gigantes. Viendo esta joya natural, rodeada de bloques de apartamentos, nos haremos también una idea del desastre que está a punto de ocurrir, si nadie lo remedia, en la vecina bahía de Cope.

Otro día (o el mismo, bien aprovechado) tenemos que subir a lo más alto de Águilas para visitar su castillo. Como los piratas berberiscos no dejaban de dar la tabarra, frustrando todo intento de repoblar las que fueron tierras moras, en 1756 Fernando VI ordenó levantar, sobre planos del ingeniero Ferigán, el castillo de San Juan de las Águilas, un fuerte de tres alturas, con patio central, polvorín, almacén, calabozo, cocina y terraza erizada de cañones. Musealizado en 2009, el lugar entretiene mucho con sus catalejos y su preso virtual gimoteando en la mazmorra. Desde la batería de San Pedro, orientada a naciente, se goza una vista casi cenital del faro, el puerto y la población de calles rectilíneas, que se hizo así, al gusto ilustrado, poco después de construirse el castillo.

Gredas de Bolnuevo

Gredas de Bolnuevo, una pequeña ciudad encantada en la playa del mismo nombre, en el término de Mazarrón.

Cómo llegar. La ruta comienza en la torre de Cope, que está a 10 kilómetros de Águilas yendo por la carretera D-15, nada más pasar Calabardina. El recorrido propuesto es de 40 kilómetros, 70 si se prolonga hasta Bolnuevo. Comer. Casa del Mar (Águilas; 968 412 923): restaurante familiar, cuyas especialidades son el arroz a banda y el calamar de la casa. Las Brisas (Águilas; 968 410 027): buen lugar para comer la gamba roja de Águilas; además, arroces, frituras y pescados a la espalda. Dormir. Hay muchas opciones de alojamiento en esta carismática costa. En Águilas, recomendamos el hotel Puerto Juan Montiel (con spa), y en Bolnuevo, el Atrium. Más información. Turismo de Murcia.

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