Ríos Pirón y Viejo (Segovia): el maravilloso país del Tuerto

Sendero de los cañones del río Pirón y Viejo.

Arranque del sendero que recorre los cañones de los ríos Pirón y Viejo, en Peñarrubias de Pirón (Segovia).

Cañones rebosantes de vegetación, cuevas prehistóricas, ermitas rupestres y mucho arte románico. Todo esto hay en las tierras que surcan el Pirón y su afluente el Viejo. Esta comarca situada al noreste de la capital segoviana, a 20 kilómetros de la misma, vio nacer y hacer de las suyas al Tuerto de Pirón, el último bandolero de la sierra de Guadarrama. Proponemos hacer una ruta en coche desde Sotosalbos y otra a pie, por los cañones, desde Peñarrubias de Pirón.

Fernando Delgado Sanz había nacido el 6 de junio de 1846 en la aldea segoviana de Santo Domingo de Pirón y tenía una nube que le cegaba el ojo izquierdo, de ahí que fuera más conocido como el Tuerto de Pirón. Esos dos defectillos suyos, el visual y el de no haber hecho nada bueno desde 1868, en que comenzó su carrera, daban juego para componer coplas jocosas: “Mucho ojo con el Tuerto, / que el que le sigue la pista, / fijo que termina muerto, / que es tuerto de doble vista”. La verdad es que el Tuerto nunca mató a nadie. O, por lo menos, a nadie decente. Antes al contrario, tenía reputación de bandido piadoso, que incluso frecuentaba la iglesia, como cuando escaló en 1880 la torre del templo de Tenzuela, un asalto que lo catapultó a la fama y dio pie a esta otra copla: “Tened ojo con el Tuerto, / que es ladrón que nunca avisa, / capaz de robar al cura / el copón diciendo misa”.

A pesar de que el Tuerto fue capturado al poco de aquello y condenado a cadena perpetua por la Audiencia de Madrid, para entonces ya había establecido un récord legendario: más de 15 años esquivando a la Guardia Civil de escondite en escondite. Su especialidad era ocultarse, como la garduña, en los árboles huecos. Y, como no hay dos sin tres, hasta mucho después de su muerte, ocurrida el 5 de julio de 1914 en la cárcel valenciana de San Miguel de los Reyes, pudo escucharse esta tercera copla: “Mientras existan tocones, / le van a coger al Tuerto… / ¡Por los cojones!”.

El río Pirón y su afluente el Viejo bañan una comarca que ni pintada para entrenarse en las técnicas del bandidaje. Pueblan sus riberas chopos y fresnos añosísimos, en cuyos troncos carcomidos podría esconderse cómodamente, no ya un forajido, sino toda una banda de ellos. Horadan las paredes de sus cañones calcáreos cuevas como la de la Vaquera o la de la Mora, muy útiles para lo mismo. Y en todos los pueblos del contorno, desde Sotosalbos hasta Villovela de Pirón, se alzan iglesias románicas donde el Tuerto pudo aprender piedad, escalada y, como no era ciego, arte del bueno.

La más famosa de todas esas iglesias es la de San Miguel, en Sotosalbos, donde arranca nuestra ruta en coche. Dos puertas con decoración de dientes de sierra dan acceso a su preciosa galería porticada, una auténtica máquina del tiempo que nos transporta a los días del Arcipreste de Hita, poeta feliz y clérigo de ligeros hábitos que visitó Sotosalbos hacia 1330, según se lee en su Libro de buen amor. Y a los días también del Honrado Concejo de la Mesta, cuyas lanudas huestes desfilaban dos veces al año por la Cañada Real de la Vera de la Sierra (que aún se conserva intacta a tiro de piedra del templo), buscando los pastos de Soria en verano y los de Extremadura en invierno.

Puente de Covatillas.

Puente medieval del despoblado de Covatillas, sobre el río Pirón, junto al sendero que recorre los cañones.

A un par de kilómetros de Sotosalbos, se alza la iglesia de Pelayos del Arroyo, cuyo porche esconde –es un decir, pues puede espiarse por las grietas del portón– una portada tan perfecta que parece labrada en una sola roca. Poco más adelante se erige la de La Cuesta, sobre un cerro cuestudo que da nombre a la aldea y buenas vistas a la llanura y a la sierra. Y a mano izquierda, camino de Basardilla, queda la de Tenzuela, célebre por su pórtico y por el asalto que perpetró el Tuerto.

Emboscado, como es natural en tierra de bandidos, anda el Pirón por estos selváticos barrancos del piedemonte guadarrameño; barrancos que se oponen a nuestros rectos deseos, obligándonos a describir una kilométrica zeta para enhebrar las siguientes perlas de la ruta: los templos de Santo Domingo, Basardilla y Adrada. En todas estas iglesuelas, pese a estar muy reformadas, se conservan elementos –portada, ábside semicircular y cornisa plagada de canecillos– que datan de los siglos XII y XIII, cuando gentes llegadas del norte colonizaron estos territorios recién reconquistados.

Tras cruzar el Pirón y el Viejo, nos asomamos a la llanura paniega de Torreiglesias, donde descuella la iglesia de la Asunción, que tiene un ábside de tambor y una monumental portada oculta –no sea que se desgaste de mirarla– dentro de un porche cerrado a cal y canto. Y de Torreiglesias nos dirigimos, atajando por Otones de Benjumea –donde no hay nada románico, pero sí un curioso museo pedagógico–, a Villovela de Pirón, cuya iglesia domina desde un alcor las alamedas del río.

Llegando a Peñarrubias de Pirón, hacemos la penúltima parada para admirar la ermita románica de la Virgen de la Octava, que descuella sobre un cerro triguero a 400 metros del pueblo. Y ya en éste, nos apeamos para seguir el sendero, bien señalizado con paneles y letreros, que recorre los cañones calizos que se forman en la confluencia del Pirón y del Viejo, un itinerario circular de 11 kilómetros y tres horas de duración, sin contar los frecuentes altos que en el campo hacerse suelen.

Fuente del despoblado de Covatillas.

Cabezas de león escupen agua en la fuente de Covatillas, en el despoblado homónimo, a orillas del Pirón.

Iniciamos nuestro paseo rodeando las casas por la calle más alta y saliendo hacia el sureste por el camino de Cabañas de Polendos. Hay un primer desvío a una granja, que no cogemos, y a los cinco minutos, otro bien señalizado por el que bajamos al río Pirón culebreando a través de un espeso encinar. Avanzando aguas arriba, enseguida rebasamos las ruinas del molino de Covatillas, del siglo XIX, y a media hora del inicio, las del despoblado del mismo nombre, un caserío fantasma que yace olvidado del mundo junto al antiguo camino real que iba de Segovia a Turégano, con su arqueado puente de piedra rubia, su fuente decorada con mascarones leoninos y su anciana arboleda de álamos, fresnos y nogales sombreando un cuadro de estricta soledad e indecible melancolía.

Siempre por la misma orilla, y a través de espléndidas praderas salpicadas de sabinas, nos plantamos en una hora ante la pared del cañón de la que cuelga, a buena altura, la ermita rupestre de Santiaguito. Esta ermita, construida en el siglo XVIII mediante la socorrida técnica de tapiar una cavidad natural, pertenecía en tiempos a Losana de Pirón, hasta que un buen día que se la trocó a Torreiglesias por unos prados ribereños. A nosotros nos parece que los de Losana salieron perdiendo, no porque una ermita valga más que unos pastos, lo cual es bastante discutible en una comarca ganadera, sino porque los de los otros pueblos no desaprovecharon la permuta para dedicarles un epigrama: “Si moros los de Losana no fueran, / no cambiarían santos por praderas”. Como se ve, aquí siempre han sido muy aficionados a las rimas chuscas. No pierden ocasión.

Justo enfrente de la ermita, cruzando el Pirón por un puente de madera que hay un poco más arriba, descubrimos la cueva de la Vaquera, cuya antigüedad, como guarida humana, se remonta al 4.000 antes de Cristo. A unos 200 metros, aguas abajo, afluye al Pirón el río Viejo, que también surca un hermoso cañón, éste de más pura y desnuda caliza. En él nos adentramos después de cruzar el Viejo por otro puente y subimos por la margen contraria hasta llegar a una fuentecilla que brota al pie de un espolón rocoso. Ahí mismo, casi en el borde superior del cañón, se esconde la cueva de la Mora, con un sepulcro excavado en la roca del tamaño de un niño, o de un eremita chiquitín.

La fuentecilla so la cueva es un buen lugar para comer. Más adelante –a unas dos horas del inicio–, los restos lastimosos del corral de Máximo y sus lánguidos almendros señalan la hora, no menos triste, de volver. Bajando por la margen derecha de ambos ríos, y cruzando el Pirón por el puente de Covatillas, cerramos en Peñarrubias esta gira por el país del Tuerto, cegados por tanta belleza.

Ermita de la Octava (Peñarrubias de Pirón, Segovia)

Ermita románica de la Virgen de la Octava, sobre un cerro triguero en las cercanías de Peñarrubias de Pirón.

Cómo llegar. Sotosalbos se halla a 20 kilómetros de la capital segoviana yendo por la carretera de Soria (N-110). Desde Sotosalbos, la ruta en coche sigue por Pelayos del Arroyo, La Cuesta, Tenzuela, Santo Domingo, Basardilla, Adrada, Torreiglesias, Villovela y Peñarrubias, sumando 47 kilómetros. Dormir. Saltus Alvus (Sotosalbos; 915 783 469 y 639 891 220): casas rurales de cuidada decoración, con amplio jardín y vistas a la iglesia románica. Cabañas Quercus (Peñarrubias; 646 141 682 y 921 497 197): casitas de madera en la antigua era, en la parte alta del pueblo, con capacidad para cuatro personas. Del Verde al Amarillo (Peñarrubias; 921 497 502 y 821 050 050): moderno hotel rural en una finca de 10.000 metros, desde donde se domina el valle del Pirón; hay 11 habitaciones, algunas de ellas con terraza e hidromasaje, y restaurante con chimenea donde se hacen muy bien el cochifrito y la ventresca a la plancha. Comer. A. Manrique (Sotosalbos; 921 403  066): especialidad en asados, carnes finas y guisos caseros. Paz y Pan (Sotosalbos; 921 403 239): cocina típica con un toque original. El Horno de Don Juan (Adrada; 921 404 001): las mejores croquetas de la comarca, gallina de corral en pepitoria y, por encargo, asados. Más información. www.segoviasur.com.

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7 respuestas a Ríos Pirón y Viejo (Segovia): el maravilloso país del Tuerto

  1. andrescampos dijo:

    Muchas gracias, Paco. Para alguien recién llegado a este mundo (el de los blogs, no el otro, que en ese ya llevamos unos cuantos lustros los dos), tu comentario es mucho más que un mero cumplido: un espaldarazo.

  2. Paco Nadal dijo:

    La blogosfera está cada día llena de más calidad!!! Y este blog lo demuestra. Geniales las fotos, sabía que eras un gran escritor, pero no conocía tu faceta de gran fotógrafo. Un abrazo!!!

  3. Estas bellas fotos y el texto que las acompaña hacen que a uno le entren unas ganas irrefrenables de visitar el sitio. Gracias por darnos a conocer estos bellos lugares. Saludos.

  4. juan miguel dijo:

    Preciosas fotos, interesante recorrido…
    Gracias una vez más!!!

  5. Armando dijo:

    Como siempre, me quedo con ganas de preparar mochila y conocer esos bellos rincones que describes y enseñas.
    A medida que te leo, voy descubriendo y añadiendo lugares en el itinerario de un viaje sin regreso.

  6. ESTHER Rodríguez (bella durmiente) dijo:

    Interesante este recorrido por tierras segovianas… Gracias por descubrirnos lugares tan insólitos…

  7. hilde2008 dijo:

    Muy bonito, ameno y entretenido, y preciosas fotos… Te felicito y te envío un saludo.

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